viernes, 26 de febrero de 2016

Altafulla

Esta vez fuimos cerquita. A menudo viajamos a lugares lejanos y nos olvidamos de los preciosos sitios que tenemos junto a casa.

La idea original era pasar tres días en Tarragona. Queríamos aparcar junto a la playa y visitar un poco la ciudad, pero aparcar junto a la playa fue imposible y ese era el deseo de nuestra pequeñaja, así que decidimos cambiar de ubicación... nos dirigimos hacia el norte hasta que encontramos un pueblo en el que permitieran aparcar una autocaravana en alguna calle y llegamos a Altafulla. Fue una suerte estar en temporada muy baja porque sino tampoco hubiéramos podido aparcar allí. Parece que aparcar una autocaravana en cualquier sitio sea casi un pecado capital o un delito horrible, no sé, quizás alguien piense que los autocaravanistas somos una especie extraña que vamos a aniquilar a los habitantes del lugar donde aparquemos... en fin, supongo que la razón es mucho mas simple y económica, si se nos pueden sacar los euros por aparcar pues se nos sacan y listos! ¡ya dedicaré alguna entrada completa al tema que da mucho de sí!

Llegamos ya de noche. Por la mañana los niños se despertaron muy temprano y faltaban 15 minutos para que saliera el sol... ¡qué maravilla! veríamos amanecer en la playa... Nos vestimos muy rápido. Ellos estaban emocionados y divertidos. Yo me moría de ganas de ver amanecer en la playa ¡sin nieblina! ¡Hacía años que no lo conseguía! Fue maravilloso y divertido y vimos amanecer ¡dos veces! Después vuelta a la casa con ruedas y a desayunar.


Ese día pasamos la mañana en la playa, Èrika voló su cometa por primera vez y se divirtió muchísimo. Al final conseguimos que subiera bien alto y se veía chiquitita. Ella reía y reía. Fue una experiencia preciosa. Aniol jugó y jugó con su camión y su grúa. Los dos se rebozaron en la arena y disfrutaron como niños!


Por la tarde quisimos dar un paseo no muy largo y visitar el castillo de Altafulla... al final el paseo duró toda la tarde e hicimos unos 5 o 6 kms. Aniol aprovechó para dormir la siesta en la silleta pero Èrika caminó todo el rato. Al final estaba agotada, ¡y con razón! ¡Menudo tute!

Costeamos por el paseo y tuvimos un ratito de playa y arena por donde tuvimos que llevar la silleta a cuestas Jordi y yo.

Después un camino por al lado del río donde pudimos ver algunos patos, un pequeño sendero de bosque y, finalmente, Altafulla.


Allí llegamos a castillo, aunque estaba cerrado, así que no pudimos verlo y seguimos callejeando. La verdad que nunca había visto el pueblo y tiene su encanto. Finalmente vuelta a la casa con ruedas y a descansar.

Esa noche estuvo lloviendo y lloviendo. A la mañana siguiente, día de Carnaval. pudimos salir un ratito corto porque volvía a amenazar lluvia, así que decidimos ir al cine con los dos peques por primera vez. Nuestra estancia en Altafulla acabó antes de lo que habíamos planeado y nos dirigimos a Castelldefels por la carretera de curvas del Garraf. Preciosa carretera con vistas maravillosas, pero eso sí, ¡para marearse de lo lindo!

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