viernes, 26 de febrero de 2016

Altafulla

Esta vez fuimos cerquita. A menudo viajamos a lugares lejanos y nos olvidamos de los preciosos sitios que tenemos junto a casa.

La idea original era pasar tres días en Tarragona. Queríamos aparcar junto a la playa y visitar un poco la ciudad, pero aparcar junto a la playa fue imposible y ese era el deseo de nuestra pequeñaja, así que decidimos cambiar de ubicación... nos dirigimos hacia el norte hasta que encontramos un pueblo en el que permitieran aparcar una autocaravana en alguna calle y llegamos a Altafulla. Fue una suerte estar en temporada muy baja porque sino tampoco hubiéramos podido aparcar allí. Parece que aparcar una autocaravana en cualquier sitio sea casi un pecado capital o un delito horrible, no sé, quizás alguien piense que los autocaravanistas somos una especie extraña que vamos a aniquilar a los habitantes del lugar donde aparquemos... en fin, supongo que la razón es mucho mas simple y económica, si se nos pueden sacar los euros por aparcar pues se nos sacan y listos! ¡ya dedicaré alguna entrada completa al tema que da mucho de sí!

Llegamos ya de noche. Por la mañana los niños se despertaron muy temprano y faltaban 15 minutos para que saliera el sol... ¡qué maravilla! veríamos amanecer en la playa... Nos vestimos muy rápido. Ellos estaban emocionados y divertidos. Yo me moría de ganas de ver amanecer en la playa ¡sin nieblina! ¡Hacía años que no lo conseguía! Fue maravilloso y divertido y vimos amanecer ¡dos veces! Después vuelta a la casa con ruedas y a desayunar.


Ese día pasamos la mañana en la playa, Èrika voló su cometa por primera vez y se divirtió muchísimo. Al final conseguimos que subiera bien alto y se veía chiquitita. Ella reía y reía. Fue una experiencia preciosa. Aniol jugó y jugó con su camión y su grúa. Los dos se rebozaron en la arena y disfrutaron como niños!


Por la tarde quisimos dar un paseo no muy largo y visitar el castillo de Altafulla... al final el paseo duró toda la tarde e hicimos unos 5 o 6 kms. Aniol aprovechó para dormir la siesta en la silleta pero Èrika caminó todo el rato. Al final estaba agotada, ¡y con razón! ¡Menudo tute!

Costeamos por el paseo y tuvimos un ratito de playa y arena por donde tuvimos que llevar la silleta a cuestas Jordi y yo.

Después un camino por al lado del río donde pudimos ver algunos patos, un pequeño sendero de bosque y, finalmente, Altafulla.


Allí llegamos a castillo, aunque estaba cerrado, así que no pudimos verlo y seguimos callejeando. La verdad que nunca había visto el pueblo y tiene su encanto. Finalmente vuelta a la casa con ruedas y a descansar.

Esa noche estuvo lloviendo y lloviendo. A la mañana siguiente, día de Carnaval. pudimos salir un ratito corto porque volvía a amenazar lluvia, así que decidimos ir al cine con los dos peques por primera vez. Nuestra estancia en Altafulla acabó antes de lo que habíamos planeado y nos dirigimos a Castelldefels por la carretera de curvas del Garraf. Preciosa carretera con vistas maravillosas, pero eso sí, ¡para marearse de lo lindo!

lunes, 22 de febrero de 2016

¿Cómo me hago seguidor/a?

Desde hace unos días algun@s de vosotr@s me preguntáis cómo podéis seguir mi blog. Pues aquí os dejo los sencillos pasos que debéis dar para conseguirlo:

1.- Entra en la versión web del blog. Si lees el blog a través del móvil, lo primero que tienes que hacer es bajar y bajar hasta que llegues al final de la página y allí verás "ver versión web". Clicas ahí. Si ya estás en la versión web sáltate este paso.

2.- Una vez en la versión web, verás en la parte derecha de la pantalla una columna en la que aparecen distintos apartados. El segundo és "Seguidores" y justo debajo un recuadro de color azul dice "participar en este sitio". Clicas ahí.

3.- Te pedirá que entres con una cuenta ya creada de Google. Si no tienes ninguna será el momento de crearla, es gratuita y ¡te permitirá seguir mi blog y todos los que quieras!

4.- Cuando ya tengas una cuenta de google o gmail tendrás que entrar en tu cuenta (correo electrónico y contraseña).

5.- Te pedirá si quieres seguir el blog de forma pública o privada. Escoge la opción pública (o si no quieres que nadie mas sepa que sigues mi blog :( , escoge la opción privada). Después clica en "seguir este blog"

6.- ¡Ya lo has conseguido! Estás siguiendo mi blog y a mi me encantará que me dejes algún comentario de vez en cuando y que compartas con tus amistades las aventuras de esta maternidad viajera.

(7.- Si quieres volver a ver la versión móvil del blog, cuando vuelvas a entrar en el blog baja y baja hasta el final de la página y clica en "ver versión móvil" y volverás a ver el blog des de tu móvil como lo hacías antes)

Fácil, ¿verdad? :)))

Espero que ahora tod@s l@s que me preguntabais por ello os hagáis seguidores de elviajedemimaternidad.blogspot.com

¡¡¡Gracias a vosotr@s y a vuestros comentarios seguimos creciendo!!!!

Roquefort_sur_soulzon - Conques - Gorges du Tarn

Teníamos cinco días para ir a conocer el pueblo donde se hace el queso roquefort y decidimos que veríamos algo mas por la zona. Nos informamos y, por lo visto, uno de los pueblos mas bonitos de Francia estaba a tan sólo dos horas de allí. Así que la ruta sería Roquefort_sur_soulzon - Conques - Gorges du Tarn.

Salimos por la mañana, las tiradas largas con los niños requieren de paciencia y planificación. Los peques se cansan de estar tantas horas sentados en su silla y, aunque se entretienen bastante, a veces no paran de preguntar "¿ya llegamos?" "¿cuánto queda?" "estoy cansada" y un largo etcétera. Así que cuando nos esperan unas 6 horas de viaje o mas nos organizamos de la siguiente manera: Salimos después de desayunar y hacemos una hora y media o dos de camino, después paramos para que jueguen y hacemos la comida, comemos y en cuanto recogemos volvemos a la carretera otro par de horas. Si se duermen aprovechamos esa siesta para hacer un poco mas de camino, pero en general, al cabo de dos horas volvemos a parar un rato para estirar las piernas y merendar. Otra hora y media mas o menos hasta la hora de cenar y después de cenar, si aun nos queda camino, aprovechamos que los peques se duermen en sus sillas para llegar al sitio. Viajando solos no pararíamos tanto ni tanto rato, pero si queremos que el viaje también sea del agrado de los niños debemos respetar su ritmo (¡por lo menos un poco!)

Pasamos la frontera de Francia y nos sorprendió la niebla. Días grises nos esperaban, pero de todas formas teníamos muchas ganas de hacer este pequeño viaje.

Llegamos a Roquefort por la noche. A punto para la cena. Teníamos algunos vecinos de AC en el aparcamiento de la oficina de turismo. Dormimos muy tranquilos y al despertarnos nos llevamos una grata sorpresa: ¡qué vistas! Detrás de nuestra casa con ruedas había un abismo precioso que nos quitó el aliento (¡¡¡menos mal que cuando llegamos era de noche y no lo vimos!!!!jejeje). Por la mañana fuimos a dar una vuelta por el bosque y los peques se lo pasaron genial con el circuito de salud y deporte que tienen montado, todo hecho con troncos de árboles y sin romper el paisaje, mas bien al contrario, el circuito está totalmente integrado y casi ni lo ves hasta que estás delante de él. Lástima que este año, con el calor que está haciendo, hubiera procesionaria, pero por suerte sólo era al principio del bosque y después todo discurría entre robles y hayas.

Por la tarde visitamos unas cavas de Roquefort. Evidentemente las mas conocidas son las de Société, pero optamos por una visita mas tranquila, a nuestro aire, parando donde quisiéramos y yendo a nuestro ritmo, así que escogimos las de Gabriel Coulet. No son tan conocidas como las anteriores, pero por lo visto son de los mejores quesos que existen (o eso decían las críticas que leímos), así que vimos las cavas de Gabriel Coulet. La visita es libre y ese día no había nadie mas, así que entramos, vimos el documental en francés del que nos quedamos con la mitad de lo que explicaban (¡qué difícil se me hizo entenderlo y traducirlo al tiempo que hablaban!), pero que nos pareció muy interesante y, por suerte, el material gráfico era lo suficientemente explícito como para poder seguir el hilo! Después bajamos escaleras y la humedad se disparó de golpe. Hacía frío, pero no más del que hacía fuera. Vimos como colocan los quesos para que estén en su punto y el hongo penicillium roqueforti haga su función. Nos entretuvimos observando el instrumental y las máquinas que usaban antaño para la fabricación del roquefort y al final de la visita pudimos hacer una cata de 3 tipos de roquefort. Èrika nos sorprendió, pues probó uno de los quesos roquefort y "mmmm, está bueno!" ¡y nosotros que pensábamos que no iba ni a soportar el olor! pero medio segundo después... "puaj! esto pica! agua, agua, agua" Ah! Ya decíamos que era raro...jijiji. Aniol ni siquiera quiso probarlo y Jordi no disfrutó especialmente de la cata... ¡a mi me encantó! ¡Me hubieses comido la tienda entera! Por favor, ¡pero qué rico está el queso roquefort! (en este punto ya debéis saber quien tuvo la idea de visitar este pueblo, ¿no?)






El pueblo de Roquefort tampoco es que tenga muchas mas cosas para ver, es pequeño, con cuestas y ese día estaba muy gris, así que después de la visita a la cava llevamos a los niños un rato al parque y nos fuimos a dormir a Conques. Pasamos por  el viaducto de Millau. Estaba nublado y con algo de niebla, así que las vistas desde el puente tampoco fueron espectaculares... para mí mejor... me daba mucha impresión pensar en el abismo que veríamos allí... Las carreteras hasta Conques son preciosas, a pesar del día gris, los campos brillaban, los bosques parecían mágicos y los pueblos parecían anclados en otros tiempos.


Conques estaba casi desierto. Se nota que estamos en temporada mas que baja. Muchos establecimientos cerrados por vacaciones en pleno mes de febrero y muy poca gente paseando por las calles. Algún grupo escolar visitando el tesoro, los museos y la iglesia. Algún peregrino que estaba haciendo el camino de Santiago con la tranquilidad del invierno. ¿Lugareños? No muchos.

Conques es un pueblo medieval que se conserva entero como tal. Su iglesia es impresionante, con dos plantas en altura y aun conserva algunos de los frescos originales en las paredes. A los niños les encantó ver puesto el Belén a estas alturas y es que, en la región que estuvimos visitando (no sé si en toda Francia también) siguen con la tradición de quitar el Belén para la Candelaria y aun quedaba un día, así que tuvieron la oportunidad de disfrutar con las figuras enormes dentro de la iglesia de Conques.

Otro de los atractivos que tiene este pueblo tan pequeño es su tesoro, perfectamente conservado en una cripta y que contiene la mayor pieza de oro y piedras preciosas de Francia. La escultura de una dama en oro, con corona y adornos de piedras preciosas es el atractivo central, pero además hay otras piezas muy bonitas. A los niños se les hizo un poco pesada la visita, pero en cuanto descubrieron que había un botón que hacia girar 360º algunas de las piezas expuestas ya no había quién les sacara de allí... a Èrika también le gustó mucho la escultura de oro y piedras... ¡ya apunta manera esta pequeñaja!!!!!










Después una visita al pueblo. Simplemente: ¡precioso! Calles de piedra con casas de piedra, torreones, callejuelas, túneles y arcos. Una villa medieval conservada para llevarnos a la Edad Media. Tan sólo algún coche o algún que otro turista nos recordaba que estamos en el siglo XXI.


Al día siguiente pusimos rumbo a les Gorges du Tarn. Mentalizada de los barrancos por los que íbamos a pasar comenzamos la ruta. Pasamos por Salles-la-Source donde admiramos la cascada que cae en el medio del pueblo. Se puede ver desde abajo, donde un pequeño estanque recoge el agua de la caída y desde donde la contemplamos nosotros, pero también se puede subir y verla desde arriba. Nosotros no subimos pero estoy segura que la vista desde allí también debía ser espectacular. Hora y media larga hasta el inicio de las Gorges y desde lo alto bajamos por una carretera llena de curvas y preciosas vistas. Un poco estrecha y con abismos de unos cuantos kilómetros de profundidad. Valió la pena. El lugar es increíble y tenemos claro que volveremos para pasar allí unos cuantos días y hacer excursiones explorando el curso del río Tarn.




Llegamos al valle, a la profundidad de les Gorges du Tarn y encontramos un lugar ideal para parar a comer. Justo al lado del río había un aparcamiento y en cuanto acabamos la comida fuimos a una pequeña playa del río a tirar piedras. Un par de patos nos visitaron e hicieron las delicias de los peques. Después nos lo pasamos genial tirando piedras al río y buscando piedras con formas raras o colores bonitos.


Al cabo de un rato tocaba mas carretera. Túneles por los que no teníamos demasiado claro que pasásemos, algunas curvas mas, otros pueblos con encanto... teníamos fecha de llegada a Sant Celoni programada y aun quedaba un buen trecho, así que continuamos hasta que se hizo de noche.




domingo, 14 de febrero de 2016

Las caras y Cuenca

Camino a Cuenca decidimos hacer una visita a un pueblo del que no habíamos oído hablar. En las guías turísticas queda, a menudo, relegado a las últimas hojas. Parece no tener nada realmente interesante. En cambio, ¿quién no ha oído hablar de las casas colgadas o de la ciudad encantada? De hecho, a pesar de haber estado allí hacía unos años, la ciudad encantada era nuestra primera opción, así como ver la ciudad de Cuenca, pero el destino nos tenía reservada una sorpresa y, por casualidad, descubrimos Buendía.


El nombre en sí, por sí solo, ya es bonito y un lugar que se llame Buendía merece ser visto, "seguro que sera un buen día", nos dijimos. Allí hay un área para autocaravanas, que pintaba muy bien pero que, siendo temporada taaaan baja, encontramos cerrada, al igual que la oficina de turismo. No hubo problema, el pueblo tiene varios rincones muy bonitos y llanos donde poder aparcar y al día siguiente visitamos las calles de Buendía. És un pueblo pequeño pero tiene su encanto. Unas cuevas con tinas en su interior, tiendas en las que los dependientes te atienden con amabilidad, calles estrechas, la plaza con el ayuntamiento a un lado y la iglesia al otro, un quiosco y poca gente por la calle... siendo un día laborable y con el frío que hacía y las nubes que había supongo que era lo normal, poca gente...


Después de aprovisionarnos fuimos en dirección a una ruta singular llamada "las Caras de Buendía". ¡¡¡¡Qué maravilla!!!!! Algunos escultores han decidido hacer auténticas obras de arte en la montaña. Caras, espirales, cruces... todo ello tallado y esculpido en la misma roca de la montaña, algunas de ellas a mas de 8 metros de altura. Son auténticas maravillas! Vale la pena hacer el recorrido con calma, observando, disfrutando y admirando el trabajo de estos artistas. Hay muchísimas! Las vistas del pantano también son muy bonitas y el bosque por el que transcurre el recorrido nos regaló una ardilla trepando por un árbol y saltando de rama en rama.



Hubo una escultura que me gustó especialmente, supongo que a cada uno le tira lo suyo... Juan J Maldonado, el autor, la llamó "moneda de vida" y a mi me parece sensacional:

Fuimos a Cuenca donde no las teníamos todas con la casa con ruedas... las calles estrechas de doble sentido y empinadas nos hacían temer encontrarnos al autobús de cara... por suerte llegamos hasta el aparcamiento del barrio del Castillo y allí encontramos nuestro jardín para un par de días. ¡Qué vistas! teníamos unas montañas maravillosas a un lado, escarpadas, todo un circo, y al otro lado las casas colgadas. Hicimos turismo por la ciudad, vimos la catedral por fuera que destaca por lo blanca que es y después nos perdimos por sus callejuelas. A lado y lado de la ciudad antigua hay unos paseos que ofrecen vistas preciosas de los circos de montañas que rodean Cuenca. Hace muchos años habíamos estado allí, en las montañas, durmiendo en una cueva mientras nevaba fuera, calentándonos al lado de un fuego rodeados de amigos contando historias y riendo. Entonces nuestras vidas eran muy distintas y jamás hubiéramos imaginado que una década y pico mas tarde volveríamos a Cuenca viajando en una casa con ruedas y con dos pequeñajos que nos tirarían de la chaqueta para decirnos "¿vamos a un parque?". No encontramos parque alguno, pero sí las casas colgadas y fue emocionante pasar por el puente rojo para poder verlas. A ellos no les entusiasmaron especialmente las casas, pero sí el puente que era muy alto y les pareció muy divertido.

Lo que también tiene Cuenca son cuestas... Al final del día costaba que los peques caminaran y yo también estaba bastante cansada... Jordi... ¡¡¡él aguanta mucho mas!!!!

Regresamos a nuestra casita y partimos rumbo a Sant Celoni...

jueves, 11 de febrero de 2016

Madrid

De Zaragoza a Guadalajara. Me hacía mucha ilusión para allí y ver el palacio del Infantado. No porque hubiese leído o me hubiesen dicho que era preciosa, sino porque allí, justo delante del Palacio, sé que vivió muchos años mi abuela y me hacía una ilusión especial poder ver aquél lugar del que tanto había oído hablar. Fue una visita relámpago, ya que llegamos por la tarde y al mediodía del día siguiente nos íbamos, pero para mi fue suficiente. Seguro que quedaron mil cosas por ver y hacer allí!

Rumbo a Madrid teníamos muchísimas ganas de hacer una parada muy especial en Móstoles. Allí viven unos amigos de esos que, por mucho que haga que no ves o por mucha distancia física que haya entre unos y otros, son gente muy cercana. Los conocimos hace casi 4 años haciendo el Camino de Santiago. Nosotros íbamos con Èrika que entonces no tenía ni dos años y ellos con su hijo, un año mayor que Èrika. Fue muy bonito encontrarnos allí, en medio del Camino, con nuestros peques. Fue una bocanada de aire para nuestra peque y para su peque y, evidentemente, también para nosotros! Además congeniamos enseguida y el Camino se nos llegaba a hacer, casi casi, hasta corto! Horas y horas caminando y hablando, compartiendo cansancio e ilusiones, desánimo y alegrías, momentos realmente duros, otros peregrinos y lugareños, cenas, comidas y desayunos y, cómo no, alguna que otra anécdota. Tan sólo fueron 3 o 4 días. Al despedirnos sentimos el dolor de quién dice adiós a alguien muy querido, pero sabíamos que nos reencontraríamos, tarde o temprano... Han pasado casi 4 años, un montón de cosas en nuestras respectivas vidas y al encontrarnos parecía que fuese ayer mismo cuando estábamos haciendo el Camino! Fue maravilloso y, otra vez, una bocanada de aire fresco! Recordar el sentido de nuestras vidas, conectar con nuestro interior, sentir de lo que somos capaces, recuperar ideas que nos ayudan a avanzar, revivir experiencias que marcaron el inicio de lo que ahora estamos viviendo, de esta aventura en familia, de esta maternidad viajera... Creo que es inexplicable, que jamás podré plasmar con palabras aquello que una conversación con alguien con quien he conectado puede llegar a despertar en mi. Tengo que agradecerle a Sagra que nos abriera la puerta de su casa y me hiciera recordar cuáles son esos sueños que persigo... De hecho, nos sentimos tan a gusto en Móstoles que alargamos nuestra estancia un día más de lo previsto, después tocaba seguir con nuestra ruta!

Una comida con el Tiet que ese día estaba por Madrid y a ver la gran urbe!

Enseguida encontramos un sitio para aparcar la casa con ruedas y poder movernos en transporte público. Nos quedamos delante de un centro comercial en Valdebernardo donde había 12 AC's mas, un parque para que jugasen los peques justo enfrente y un centro comercial donde poder comprar. La parada de metro a tan solo 5-10 minutos caminando y el centro a 20min en transporte público, así que un lugar genial! Ya teníamos instalada nuestra base y... Madrid! Allá vamos!

Nada mas llegar al transporte público nos quedamos muy sorprendidos... ¿dónde está el ascensor? Ah! Ahí! Ah! No funciona... Vaya, mas de 100 escaleras con la silleta "en brazos"... menos mal que los niños ya caminan, así que les tocó bajar a pie... Cambio de línea de metro y... ¿dónde está el ascensor? Ah! No hay... Vaya, otras mas de 100 escaleras arriba y abajo, un pasillo, mas escaleras, otras escaleras... con la silleta "en brazos"... temíamos la vuelta puesto que la silleta nos lo habíamos llevado para la siesta del peque y suponiendo que a la vuelta estarían los dos dormidos y uno en la mochila y otro en la silleta irían de maravilla... ya estábamos sufriendo! Y, efectivamente, la vuelta fue mas de lo mismo y con Èrika dormida en la silleta... y todo esto después que nos confirmaran por distintos medios (entre ellos la oficina de turismo) que el metro de Madrid no está pensado ni para gente en silla de ruedas, ni para mayores, ni para cochecitos, ni silletas... ¡qué lástima! con la red tan buena que tienen de metro y que tanta gente de Madrid no pueda usarla...

¡Pero vamos a lo bueno! que también lo hubo y ganó con creces todos los viajes en metro que hicimos.

El primer día nos fuimos directos a Sol, a ver el Km0, el Oso y el Madroño y el reloj de las campanadas. Después hacia la calle Mayor y directos a la plaza Mayor. Al salir fuimos hacia el Palacio Real y la Catedral de la Almudena. Paramos a comer de picnic en los jardines y los peques aprovecharon el parque. Ya por la tarde pusimos rumbo a la Gran Vía y después a visitar a mi tía de Madrid que nos esperaba con una merienda estupenda. La vuelta por la noche en metro hacia Valdebernardo y a dormir!
El segundo día buscamos algo que gustase mas a los peques, así que patinetes y rumbo al Retiro. Ver el estanque con sus peces y sus barcas, el palacio de cristal, correr y correr, montar en patinete, jugar en el parque, hacer un picnic, Èrika se estrenó como fotógrafa y después ver la Puerta de Alcalá y Cibeles. Decidimos ir a ver el museo arqueológico y, la verdad es que los niños disfrutaron viendo la sala de paleontologia y prehistoria, pero después empezaron a aburrirse, así que fuimos de visita a casa de mi tía mientras Jordi seguía viendo el museo.



El tercer día Aniol cumplió 3 años! Nos despertamos y le preparamos una magdalena con velita y sopló emocionadísimo! Estaba radiante e intentaba hacer el número tres con los dedos... no salía! Qué difícil!!!! Le regalamos ropa, que en la casa con ruedas no nos caben muchas cosas y ya llevamos un montón de juguetes! Estuvo muy feliz con su pijama de la patrulla canina!
Después queríamos ir al Rastro, pero decidimos dejar el rastro para otra ocasión y llevar a los niños al parque donde podian jugar con la arena todo lo que quisieran y columpiarse, tirarse por el tobogán... Èrika quería aprender a ir en bici sin ruedines. así que carrera arriba y carrera abajo, Jordi estuvo ayudándola a mantener el equilibrio y en seguida aprendió... faltaba aprender a frenar y bajar de la bici y a empezar a pedalar... Eso, para otro día! Y después a comer a Tres Cantos con la familia.
¡Qué sorpresas tiene la vida! Ese día también estuvimos hablando sobre destinos de vida, numerología, biodescodificación, constelaciones familiares y etc. Parecía que ese viaje por Madrid nos estaba diciendo algo...

Al día siguiente amaneció oscuro y no nos apetecía estar en la calle. Había llovido y el parque no era demasiada buena opción, así que recurrimos a un centro comercial donde Èrika podía ir a una ludoteca (que a ella le xifla!) y nosotros pasar un rato mirando cosas por aquí y por allá y Aniol jugar en alguna de las zonas de juegos. No pudieron faltar algunas compras y después, rumbo a Cuenca!

miércoles, 3 de febrero de 2016

Observando a Aniol

Hoy estoy sorprendida... Aniol se ha querido quitar los pantalones y los calcetines... Esto, que puede parecer la cosa mas normal y natural del mundo en cualquier niño, en él es toda una proeza. Nunca quiere quitarse la ropa delante de gente que no conoce, su sentido del pudor es tan grande que puede llegar a ser exagerado en un niño de 3 años. Esta vergüenza extrema le limita para muchas cosas y, si añadimos que no le gustan nada las sensaciones nuevas en su piel, tenemos a un pequeñajo al que quitarse los pantalones y los calcetines le cuesta un montón y que quiera hacerlo por voluntad propia me ha parecido digno de observación! Hoy no estamos con otra gente, sólo Èrika, Aniol y yo, pero las sensaciones táctiles son las mismas.

Pues está correteando por la habitación y jugando con todo, sin molestarse por aquello que sus piernas rozan. Al principio, durante unos minutos, iba con su pantalón en la mano a todas partes, supongo que era por precaución, o eso he interpretado yo "si esto no me gusta me los vuelvo a poner ipso facto", pero al cabo de un rato ha tirado los pantalones sobre el sofá y ha seguido jugando tan tranquilo y tan contento. ¡Si hasta se sienta sobre la alfombra y arrastra las rodillas para coger algo a lo que no alcanza desde donde está!

Es cierto que desde hace unos días le vienen gustando los masajes en las piernas y que hasta no hace mucho no lo soportaba... ¡quién sabe! Tal vez en menos de lo que imaginamos dejen de haber sensaciones táctiles difíciles y quiera descalzarse en la playa o tocar el musgo de la montaña...