lunes, 22 de febrero de 2016

Roquefort_sur_soulzon - Conques - Gorges du Tarn

Teníamos cinco días para ir a conocer el pueblo donde se hace el queso roquefort y decidimos que veríamos algo mas por la zona. Nos informamos y, por lo visto, uno de los pueblos mas bonitos de Francia estaba a tan sólo dos horas de allí. Así que la ruta sería Roquefort_sur_soulzon - Conques - Gorges du Tarn.

Salimos por la mañana, las tiradas largas con los niños requieren de paciencia y planificación. Los peques se cansan de estar tantas horas sentados en su silla y, aunque se entretienen bastante, a veces no paran de preguntar "¿ya llegamos?" "¿cuánto queda?" "estoy cansada" y un largo etcétera. Así que cuando nos esperan unas 6 horas de viaje o mas nos organizamos de la siguiente manera: Salimos después de desayunar y hacemos una hora y media o dos de camino, después paramos para que jueguen y hacemos la comida, comemos y en cuanto recogemos volvemos a la carretera otro par de horas. Si se duermen aprovechamos esa siesta para hacer un poco mas de camino, pero en general, al cabo de dos horas volvemos a parar un rato para estirar las piernas y merendar. Otra hora y media mas o menos hasta la hora de cenar y después de cenar, si aun nos queda camino, aprovechamos que los peques se duermen en sus sillas para llegar al sitio. Viajando solos no pararíamos tanto ni tanto rato, pero si queremos que el viaje también sea del agrado de los niños debemos respetar su ritmo (¡por lo menos un poco!)

Pasamos la frontera de Francia y nos sorprendió la niebla. Días grises nos esperaban, pero de todas formas teníamos muchas ganas de hacer este pequeño viaje.

Llegamos a Roquefort por la noche. A punto para la cena. Teníamos algunos vecinos de AC en el aparcamiento de la oficina de turismo. Dormimos muy tranquilos y al despertarnos nos llevamos una grata sorpresa: ¡qué vistas! Detrás de nuestra casa con ruedas había un abismo precioso que nos quitó el aliento (¡¡¡menos mal que cuando llegamos era de noche y no lo vimos!!!!jejeje). Por la mañana fuimos a dar una vuelta por el bosque y los peques se lo pasaron genial con el circuito de salud y deporte que tienen montado, todo hecho con troncos de árboles y sin romper el paisaje, mas bien al contrario, el circuito está totalmente integrado y casi ni lo ves hasta que estás delante de él. Lástima que este año, con el calor que está haciendo, hubiera procesionaria, pero por suerte sólo era al principio del bosque y después todo discurría entre robles y hayas.

Por la tarde visitamos unas cavas de Roquefort. Evidentemente las mas conocidas son las de Société, pero optamos por una visita mas tranquila, a nuestro aire, parando donde quisiéramos y yendo a nuestro ritmo, así que escogimos las de Gabriel Coulet. No son tan conocidas como las anteriores, pero por lo visto son de los mejores quesos que existen (o eso decían las críticas que leímos), así que vimos las cavas de Gabriel Coulet. La visita es libre y ese día no había nadie mas, así que entramos, vimos el documental en francés del que nos quedamos con la mitad de lo que explicaban (¡qué difícil se me hizo entenderlo y traducirlo al tiempo que hablaban!), pero que nos pareció muy interesante y, por suerte, el material gráfico era lo suficientemente explícito como para poder seguir el hilo! Después bajamos escaleras y la humedad se disparó de golpe. Hacía frío, pero no más del que hacía fuera. Vimos como colocan los quesos para que estén en su punto y el hongo penicillium roqueforti haga su función. Nos entretuvimos observando el instrumental y las máquinas que usaban antaño para la fabricación del roquefort y al final de la visita pudimos hacer una cata de 3 tipos de roquefort. Èrika nos sorprendió, pues probó uno de los quesos roquefort y "mmmm, está bueno!" ¡y nosotros que pensábamos que no iba ni a soportar el olor! pero medio segundo después... "puaj! esto pica! agua, agua, agua" Ah! Ya decíamos que era raro...jijiji. Aniol ni siquiera quiso probarlo y Jordi no disfrutó especialmente de la cata... ¡a mi me encantó! ¡Me hubieses comido la tienda entera! Por favor, ¡pero qué rico está el queso roquefort! (en este punto ya debéis saber quien tuvo la idea de visitar este pueblo, ¿no?)






El pueblo de Roquefort tampoco es que tenga muchas mas cosas para ver, es pequeño, con cuestas y ese día estaba muy gris, así que después de la visita a la cava llevamos a los niños un rato al parque y nos fuimos a dormir a Conques. Pasamos por  el viaducto de Millau. Estaba nublado y con algo de niebla, así que las vistas desde el puente tampoco fueron espectaculares... para mí mejor... me daba mucha impresión pensar en el abismo que veríamos allí... Las carreteras hasta Conques son preciosas, a pesar del día gris, los campos brillaban, los bosques parecían mágicos y los pueblos parecían anclados en otros tiempos.


Conques estaba casi desierto. Se nota que estamos en temporada mas que baja. Muchos establecimientos cerrados por vacaciones en pleno mes de febrero y muy poca gente paseando por las calles. Algún grupo escolar visitando el tesoro, los museos y la iglesia. Algún peregrino que estaba haciendo el camino de Santiago con la tranquilidad del invierno. ¿Lugareños? No muchos.

Conques es un pueblo medieval que se conserva entero como tal. Su iglesia es impresionante, con dos plantas en altura y aun conserva algunos de los frescos originales en las paredes. A los niños les encantó ver puesto el Belén a estas alturas y es que, en la región que estuvimos visitando (no sé si en toda Francia también) siguen con la tradición de quitar el Belén para la Candelaria y aun quedaba un día, así que tuvieron la oportunidad de disfrutar con las figuras enormes dentro de la iglesia de Conques.

Otro de los atractivos que tiene este pueblo tan pequeño es su tesoro, perfectamente conservado en una cripta y que contiene la mayor pieza de oro y piedras preciosas de Francia. La escultura de una dama en oro, con corona y adornos de piedras preciosas es el atractivo central, pero además hay otras piezas muy bonitas. A los niños se les hizo un poco pesada la visita, pero en cuanto descubrieron que había un botón que hacia girar 360º algunas de las piezas expuestas ya no había quién les sacara de allí... a Èrika también le gustó mucho la escultura de oro y piedras... ¡ya apunta manera esta pequeñaja!!!!!










Después una visita al pueblo. Simplemente: ¡precioso! Calles de piedra con casas de piedra, torreones, callejuelas, túneles y arcos. Una villa medieval conservada para llevarnos a la Edad Media. Tan sólo algún coche o algún que otro turista nos recordaba que estamos en el siglo XXI.


Al día siguiente pusimos rumbo a les Gorges du Tarn. Mentalizada de los barrancos por los que íbamos a pasar comenzamos la ruta. Pasamos por Salles-la-Source donde admiramos la cascada que cae en el medio del pueblo. Se puede ver desde abajo, donde un pequeño estanque recoge el agua de la caída y desde donde la contemplamos nosotros, pero también se puede subir y verla desde arriba. Nosotros no subimos pero estoy segura que la vista desde allí también debía ser espectacular. Hora y media larga hasta el inicio de las Gorges y desde lo alto bajamos por una carretera llena de curvas y preciosas vistas. Un poco estrecha y con abismos de unos cuantos kilómetros de profundidad. Valió la pena. El lugar es increíble y tenemos claro que volveremos para pasar allí unos cuantos días y hacer excursiones explorando el curso del río Tarn.




Llegamos al valle, a la profundidad de les Gorges du Tarn y encontramos un lugar ideal para parar a comer. Justo al lado del río había un aparcamiento y en cuanto acabamos la comida fuimos a una pequeña playa del río a tirar piedras. Un par de patos nos visitaron e hicieron las delicias de los peques. Después nos lo pasamos genial tirando piedras al río y buscando piedras con formas raras o colores bonitos.


Al cabo de un rato tocaba mas carretera. Túneles por los que no teníamos demasiado claro que pasásemos, algunas curvas mas, otros pueblos con encanto... teníamos fecha de llegada a Sant Celoni programada y aun quedaba un buen trecho, así que continuamos hasta que se hizo de noche.




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