El
camino hacia Almería se nos hizo un pelín largo. Nuestro destino era Cabo de
Gata, pero antes queríamos parar por algún paraje precioso de la costa
almeriense. Buscamos algún sitio con área para autocaravanas, pero nos fue
imposible encontrar uno que estuviera cerca del mar y el precio no fuera
desorbitado. Finalmente acabamos en Carboneras, no porque creyéramos que fuera
un lugar de ensueño, sino porque encontramos un lugar estupendo para aparcar,
justo al lado del mar con un parque infantil enfrente. ¡Al ser temporada baja
no hubo ningún problema para encontrar sitio!
Estuvimos
un rato bien largo en el parque, los peques jugaron y jugaron, fuimos a la
playa a hacer castillos y observar el mar. Hacía frío pero tampoco nos preocupó
demasiado. Cuando ya se nos hizo molesto el viento y el frío nos volvimos a
casa.
Por la
noche un paseo nocturno por el paseo marítimo con los peques corriendo arriba y
abajo, emocionados por salir de noche después de cenar. Vieron parques en la
arena y nos hicieron prometerles que al día siguiente iríamos a jugar allí, así
que al día siguiente nos encaminamos a la playa para jugar en los parques y
después a ver el pueblo. Carboneras no es muy grande pero tiene rincones muy
bonitos: Un molino de viento en un pequeño promontorio entre las casas, un
castillo en el centro del pueblo, una plaza con el suelo acristalado para ver
los tesoros de la ciudad bajo tierra (áncoras, ánforas y otras reliquias
marinas) y un paseo larguísimo junto al mar, ¡que para eso es la población
almeriense con más kms de costa!
Después
de un par de días en Carboneras pusimos rumbo a Cabo de Gata. Carreteras
larguísimas rodeadas de invernaderos, el gps nos hizo pasar por caminos
estrechos rodeados de plásticos altísimos hasta que llegamos a nuestro destino.
Creíamos que sería difícil encontrar algún sitio donde dormir puesto que nos
habían dicho que no dejaban aparcar autocaravanas por la zona, pero nos
llevamos una grata sorpresa al encontrar un aparcamiento enorme lleno de
autocaravanas, ¡había más de veinte!
Aparcamos,
Jordi y los peques fueron a dar una vuelta por el paseo mientras yo hacía la
comida y por la tarde salimos por el paseo hasta llegar al final y adentrarnos
en la playa.
Paseamos por la orilla, recogiendo pechinas y piedras, excavando y
pintando en la arena, observando nuestras pisadas, las marcas que dejaban la
bici y el patinete y las de los pajaritos que habían pasado por allí. Subimos
hasta el camino de tierra donde Èrika se estrenó como fotógrafa y donde un
grupo de ornitólogos estaba observando algún ave interesante con prismáticos
muy potentes, pero nosotros no vimos nada a simple vista, así que seguimos
nuestro camino, dando media vuelta y volviendo al paseo marítimo donde los
peques se lo pasaron genial jugando en todos los aparatos de gimnasia que
encontraron a lo largo de éste.
Fuimos en busca de alguna tienda donde comprar
algunas cosas de comida y así aprovechamos para ver un poco el pueblo.
Al
llegar a nuestra casa aún era de día, hacía buen tiempo y quisimos aprovechar
para pasear en sentido contrario, hacia el lugar desde donde zarpaban las
pequeñas barcas de pescadores. Caminamos unos metros y pudimos ver como
llevaban una barca hasta el mar y un rato después, cómo sacaban otra barca para
llevarla al lugar donde debía pasar la noche.
Durante
toda la tarde disfrutamos de las vistas, de la brisa, del sol y, al anochecer,
de una preciosa puesta de sol en el mar.
Siempre me ha gustado ver las puestas
de sol en el mar ya que donde nosotros vivimos no se ven, sólo podemos ver cómo
sale el sol por el mar, pero siempre me ha parecido fascinante y mágico verlo
ponerse tras esa gran masa de agua salada. Así que le dijimos buenas noches al
sol y volvimos a la autocaravana para cenar.
A la
mañana siguiente pensábamos marchar hacia la Manga justo después de desayunar,
pero la verdad es que nos sentimos muy bien en Cabo de Gata y alargamos un poco
más nuestra estancia, disfrutando del buen tiempo. Aunque antes de comer
partimos rumbo a la región de Murcia de nuevo.
(Esos
días las cámaras no nos ayudaron demasiado y las fotos salieron borrosas,
movidas, desenfocadas… siento que no podáis ver todos los paisajes que nosotros
pudimos apreciar pero la tecnología no siempre está de nuestra parte…)
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