lunes, 25 de abril de 2016

5 razones para no perderte Jaén y alrededores

Un viaje de 6 horas puede ser cansado para cualquiera, ¡pero para los peques más todavía!
De Benicarló a Jaén en un día, pero con mil paradas y a ritmo de nuestros peques. Eso quiere decir que salimos justo después de desayunar, paramos para comer un par de horas, paramos para merendar un rato más, a poner gasolina y a estirar las piernas jugando al pilla-pilla, al stop y al escondite inglés. Un rato más en carretera y a cenar y después de cenar unos últimos kms hasta Jaén.

1.- LA CIUDAD DE LOS NIÑOS
En Jaén aparcamos junto a la “ciudad de los niños”. Uno de los mejores parques infantiles gratuito en el que hemos estado. Los peques estaban dormidos cuando llegamos, así que al despertarse por la mañana la sorpresa fue genial. 
Vieron el barco pirata, el castillo, las vacas y todo lo demás y fueron los más rápidos en desayunar, vestirse y asearse para salir. La lástima es que no abría las puertas hasta las 11 de la mañana (para evitar el absentismo escolar según nos dijeron cuando llamamos al ayuntamiento para conocer el horario del parque), así que mientras esperábamos aprovechamos para ir a comprar al supermercado y después a pasar la mañana en el parque.
Disfrutaron de lo lindo trepando, deslizándose por los toboganes, saltando de plataforma en plataforma, columpiándose en columpios gigantes, subiéndose en vacas, caballos y cabras, jugando a ser caballeros en el castillo y piratas en el barco… Tan sólo paraban para pedir una galleta o un poco de agua y ¡a seguir disfrutando!


2.- EL MUSEO DE ARTES Y COSTUMBRES POPULARES

Por la tarde el tiempo cambió y aunque pudieron estar un ratito en el parque, después empezó a llover y tuvimos que marcharnos. Era el momento ideal para ver algo de Jaén, pero la verdad es que hacia bastante frío y la lluvia no cesaba. No apetecía mucho callejear, así que nos dirigimos al museo de Artes y Costumbres Populares. Si soy sincera no esperaba estar mucho rato allí porque estaba convencida que los peques se cansarían enseguida y sería aburrido para ellos, pero la verdad es que me sorprendió muy gratamente.

Los baños árabes les gustaron mucho puesto que pasamos por encima de ellos y los veíamos a través del suelo transparente, allí descubrieron que no siempre hubo duchas ni bañeras en todas las casas y que la gente debía reunirse en baños para lavarse, al principio les pareció algo muy raro y creo que aún se lo parece!


Después la sala con carruajes antiguos hizo volar la imaginación de Èrika y soñaba con ser una princesa que iba en una carroza tirada por caballos (además ese día había querido ponerse un disfraz de princesa para ir al museo) y Aniol hacía el ruido del rechinar de los caballos mientras iba de un carruaje a otro.

En la sala de juguetes antiguos no sé quién se lo pasó mejor, si los peques o los mayores… ¡parece mentira que nos emocionáramos tanto viendo juguetes de cuando nosotros éramos pequeños! Jajaja y los niños se lo pasaron genial viendo aquellos juguetes de los que les contábamos cosas tan emocionados y, evidentemente, aprovecharon para pedirnos si les dejaríamos nuestros juguetes o les compraríamos unos como aquéllos… un mecano, una casa de muñecas gigante, coches de latón o muñecas de porcelana.



Después de eso, subir a la cafetería y salir a ver las maravillosas vistas aunque fuese bajo una leve pero constante lluvia fue muy bonito, ¡aún se veía nieve en Sierra Nevada!


3.- EL MUSEO DE ARTE NAÏF


Dentro del mismo edificio que el museo de artes y costumbres populares se encuentra el museo de arte Naïf, que fue lo que, sin duda, atrapó a Èrika. Quedó fascinada con los cuadros, los collages y todo lo que colgaba en las paredes. No imaginaba que le pudiera interesar tanto la pintura pero no quería irse de allí sin ver una y otra vez los dos pisos enormes de arte Naïf. En cada uno encontraba algo que la atrapaba y salió de allí pidiéndonos hacer y pintar cuadros como esos, así que tenemos una fan del arte naïf en casa ¡y nosotros sin saberlo!


4.- DE TAPAS EN LINARES

Nuestro viaje por tierras de Jaén no podía pasar sin ir de tapas, así que seguimos la recomendación de unos buenos amigos (¡¡¡gracias Ali!!!!) y nos dirigimos a Linares donde comimos unas tapas buenísimas –y libres de gluten para mí!- y bebimos mosto hasta hartarnos. La idea era tapear y después ir a comer, pero con las dos o tres tapas que acabamos tomando ¡el estómago ya no nos daba para más! Todo estaba buenísimo y el mosto nos pareció exquisito.

5.-CALLEJEAR POR BAEZA


Al día siguiente debíamos escoger entre Baeza o Úbeda ya que no teníamos tiempo para ir a ambos sitios y finalmente nos decidimos por Baeza. Sinceramente, para la fama que tiene y para ser patrimonio de la humanidad, esperaba más, aunque no puedo decir que sea un lugar feo porque no lo es, me decepcionó. Esperaba un centro totalmente antiguo, sin calles modernizadas ni edificios de los años 60-80 y supongo que al ver algunos edificios muy bien conservados rodeados de otros más nuevos pues… no era lo que yo esperaba. La universidad fue uno de los lugares que más nos gustaron, al igual que las calles de la antigua muralla donde todavía queda conservado el casco antiguo. 


Una curiosidad… en los pasos de peatones se pueden leer frases del célebre poeta Antonio Machado.



 Y hasta aquí nuestra visita a Jaén, Linares y Baeza, después pusimos rumbo a Castril.

No hay comentarios:

Publicar un comentario